La lipidosis hepática felina, también conocida como hígado graso, es una enfermedad hepática común, grave y que puede llegar a ser mortal en los gatos. Se caracteriza por la acumulación excesiva de grasa en las células del hígado, lo que puede conducir a insuficiencia hepática si no se trata a tiempo. En este artículo, te voy a hablar sobre qué es la lipidosis hepática en gatos, sus síntomas, cómo se diagnostica, las opciones de tratamiento y cómo prevenir su aparición.
¿Qué es la lipidosis hepática felina?
La lipidosis hepática es una afección en la que el hígado de un gato acumula cantidades anormales de grasa dentro de sus células hepáticas. Esto ocurre cuando el gato deja de comer o reduce drásticamente su ingesta de alimentos, lo que provoca que el cuerpo movilice las reservas de grasa para obtener energía. El hígado, encargado de procesar estas grasas, puede verse abrumado por la cantidad, lo que resulta en
acumulación y deterioro de su función.
Esta enfermedad es más común en gatos adultos y con sobrepeso (otra de las razones por las que debes controlar el peso de tu gato), aunque puede afectar a cualquier felino independientemente de su edad o condición corporal.
Síntomas de lipidosis hepática en gatos
Los signos clínicos de la lipidosis hepática pueden ser sutiles al principio, pero tienden a agravarse con el tiempo. Los síntomas más comunes incluyen pérdida de apetito (anorexia),que suele ser el principal y más evidente signo clínico, apatía y debilidad, vómitos, exceso de salivación, aislamiento o disminución de la interacción social (suelen esconderse) e ictericia. La ictericia es el color amarillento en las encías, ojos y piel debido a la acumulación de bilirrubina. Donde más fácil puedes verlo es en la base de las orejas y en la parte blanca de los ojos. Lo ideal es no llegar a esta fase.
Es importante destacar que estos síntomas no son exclusivos de esta patología y que pueden ser indicativos de otras afecciones, por lo que si aparece alguno no tiene por qué ser esta enfermedad y siempre te recomiendo que acudas al veterinario para obtener un diagnóstico preciso.
Diagnóstico de la lipidosis hepática en gatos
El diagnóstico de la lipidosis hepática implica una combinación de historia clínica, examen físico y pruebas diagnósticas. El veterinario determinará las pruebas más adecuadas según el estado del gato y los recursos disponibles.
- Historia clínica y examen físico:
– Evaluación de la pérdida de apetito y otros síntomas.
– Observación de signos visibles como ictericia. - Análisis de sangre:
– Perfil bioquímico: para evaluar las enzimas hepáticas y la función del hígado.
– Hemograma completo: puede mostrar anemia o cambios en las células sanguíneas.
– Niveles de bilirrubina: elevados en casos de ictericia. - Ecografía abdominal:
– Permite visualizar el hígado y detectar cambios en su tamaño y estructura. - Biopsia hepática o aspiración con aguja fina:
– Obtención de una muestra de tejido hepático para análisis microscópico.
– Confirma la acumulación de grasa en las células hepáticas. - Análisis de orina:
– Puede ayudar a descartar otras enfermedades y evaluar la función renal.
¿Tiene cura la lipidosis hepática en gatos?
La lipidosis hepática es una condición grave que puede acabar con la vida de tu gato, pero con un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado, muchos gatos pueden recuperarse por completo. El objetivo principal del tratamiento es revertir la acumulación de grasa en el hígado y restaurar su función normal.
En el tratamiento, lo más importante es que el gato vuelva a comer cuanto antes, por lo que si no come, se iniciará una alimentación forzada o asistida mediante jeringa y comida líquida de alta energía y digestibilidad. En casos severos donde es imposible que coma de forma forzada, se puede colocar una sonda esofágica o nasogástrica para asegurar una ingesta calórica adecuada.
Además, suele ser necesaria la fluidoterapia para corregir la deshidratación y desequilibrios electrolíticos. Antieméticos para controlar los vómitos y las náuseas y protectores hepáticos (suplementos que ayudan a la recuperación del hígado).
El tratamiento puede ser prolongado, suele requerir hospitalización de varios días y, después, necesita un compromiso significativo por parte del dueño, pero es esencial para la recuperación del felino. Al ser una patología tan grave, es necesaria una comunicación constante con el veterinario una vez que está en casa y se debe controlar la evolución mediante controles sanguíneos y valorando el estado general del gato.
Recuperación y prevención de la lipidosis hepática felina
Recuperación.
La recuperación de la lipidosis hepática felina puede llevar semanas o incluso meses y es muy importante seguir las instrucciones del veterinario. En casa deberás observar el apetito, comportamiento y cualquier cambio en los síntomas, así como mantener un ambiente tranquilo y cómodo para el gato.
Es importante que durante toda la recuperación tengas contactos regulares con el veterinario para ajustar el tratamiento según sea necesario.
Prevención.
Por desgracia, esta patología puede aparecer en cualquier momento y no te tienes que culpar por ello. Aun así, siempre hay cosas que puedes tener cuenta y hacer con tu gato para poder prevenirlo o al menos, minimizar el riesgo de que sufra lipidosis hepática.
Lo más importante es mantener un peso saludable. Sobre todo los gatos de casa y castrados, tienen mucha predisposición a la obesidad. Debes controlar su dieta, no darle comida casera y usar un pienso especial para gatos castrados. También es importante asegúrate de que tu gato está comiendo adecuadamente todos los días y en los casos en los que quieras introducirle una dieta nueva o un nuevo sabor, lo hagas de
forma gradual para que no lo rechace.
Otra cosa a tener en cuenta es el estrés. Para reducir el estrés de tu gato, debes evitar los cambios abruptos en el entorno que puedan causar pérdida de apetito y tener un correcto enriquecimiento ambiental, proporcionándole juguetes, rascadores y áreas de descanso para fomentar el bienestar emocional y físico. Atención veterinaria temprana: o Si notas que tu gato ha dejado de comer o muestra signos de malestar, consulta al veterinario de inmediato.
Conclusión
La lipidosis hepática en gatos es una afección muy grave que requiere atención veterinaria inmediata. El síntoma más llamativo es la pérdida del apetito, pérdida de peso y el color amarillo de encías, piel y parte blanca de los ojos. La clave para una recuperación exitosa radica en la detección temprana, el tratamiento adecuado y el compromiso del dueño en proporcionar los cuidados necesarios. Al estar atento a los cambios en el comportamiento y apetito de tu gato, y al mantener una comunicación cercana con tu veterinario, puedes ayudar a prevenir esta enfermedad y evitaros pasar por esta situación tan dolorosa y peligrosa.