Vale, seamos sinceros y sinceras: llevar a tu perro al veterinario o veterinaria puede ser una experiencia un tanto complicada para ambos. Muchos peludos experimentan una gran ansiedad al estar en un entorno desconocido y rodeados de otros animales. Sin embargo, preparar a tu perro para esta visita es fundamental para asegurar su bienestar y facilitar el proceso. En Ownat, te proporcionamos consejos de lo más prácticos para transformar esta aventura en algo mucho más sencillo, y relajado. ¡Descúbrelo todo en nuestro último artículo!
El transportín o el coche están muy bien, pero debes acostumbrarle. Si tu peludo no está acostumbrado a viajar en coche o a estar en un transportín, es muy probable que se ponga nervioso desde el primer momento, ¿te suena? Para evitarlo, intenta que el trayecto hacia la clínica sea lo más tranquilo y relajado posible. Si tienes pensado llegar hasta la clínica en coche, trata de realizar trayectos cortos de vez en cuando, para que no asocie el coche solo con las visitas al veterinario o veterinaria. ¿Y qué pasa si usas un transportín? Déjalo en casa a la vista para que se familiarice con él y lo vea como un lugar seguro; puedes ponerle una mantita dentro y algún que otro juguete para que así lo sienta más “hogar”.
Simula algún que otro chequeo en casa. Para reducir el estrés en la clínica, acostumbra a tu mejor amigo de cuatro patas a ser manipulado en casa. ¿Cómo hacerlo? Bueno, muy sencillo: practica tocarle suavemente sus patas, orejas, y revisa su boca y abdomen de forma regular. Esto hará que el examen veterinario le resulte menos intimidante y que sea más cooperativo, ¡ah y que le parezca algo mucho más familiar! Así, cuando el veterinario o veterinaria necesite examinarlo, estará mucho más preparado para ser manipulado sin ponerse tan nervioso.
Mantén la calma. Los peludos captan las emociones de sus queridos humanos, así que si te pones nervioso/a, es probable que tu perro también lo esté y que, de alguna forma, se lo “contagies”. ¿La clave? Trata de mantener la calma antes y durante la visita, hablándole con suavidad y actuando con total naturalidad. Hablarle de forma dulce y actuar con total normalidad puede hacer maravillas para calmarlo, ¡te lo aseguramos!
Intenta que las visitas sean en las horas más tranquilas ¿A qué nos referimos? Siempre que sea posible, trata de programar las visitas a la clínica en las horas menos concurridas, cuando haya menos animales y menos ruido en el veterinario. A veces es un poco complicado de cuadrar o de saber, pero simplemente preguntando en la clínica podrán informarte sobre las horas de más baja afluencia.
Refuerza con premios. Esto le encantará a tu peludo, ¡toma nota! Como el proceso de por sí no es muy placentero, las recompensas pueden convertirse en tus mejores aliadas. Al finalizar la visita o incluso durante el trayecto, puedes ofrecerle una golosina o premio que le guste. Esto te ayudará a reforzar la experiencia de forma positiva, haciendo que tu perro se sienta más tranquilo y seguro en futuras visitas. ¡Que con suerte no serán demasiadas!
Esperamos que todo esto te haya ayudado y que lo pongas en práctica siempre que lo necesites. ¡Muy importante! Si tu perro tiene altos niveles de ansiedad, lo ideal es informar a tu veterinario o veterinaria de confianza y explicarle la situación. Te aseguramos que ellos te recomendarán algunas alternativas específicas para hacer todo el proceso mucho más sencillo.